Todo empezó la primavera de aquel año. Enric trabajaba en la pastelería de sus padres, la conocida Pastisseria Rovira de la calle Gelabert de Barcelona, involucrado totalmente en el negocio familiar cuando tuvo la necesidad de crear su propio proyecto.

Enric era un apasionado del trabajo creativo, de la innovación, de la calidad, de la perfección y en el chocolate encontró el aliado perfecto para poder desarrollar sus inquietudes. Imaginaba una nueva manera de desarrollar el oficio que le enseñó su padre y que vivió desde muy pequeño, pero respetando y admirando los valores más auténticos de la tradición que en parte ya se había perdido.

El proyecto era abrir un nuevo obrador para elaborar toda clase de productos en chocolate, desde pequeños bombones hasta grandes montajes para fiestas, eventos y presentaciones en lo cual ya era un especialista.

Aquella primavera junto a Francesc Forrellat, su primo segundo, crearon Enric Rovira s.l., una nueva empresa que nacía con la filosofía de elaborar productos de chocolate de alta calidad, con diseño contemporáneo y vinculados a Barcelona, la ciudad natal de Enric.

El obrador se construiría en Castellbell i el Vilar, en las naves de Can Forrellat que la familia de Francesc había levantado hacía más de 100 años para albergar la Destilería San Gerónimo. En ella habían elaborado todo tipo de destilados entre ellos el emblemático Anís San Gerónimo, en homenaje a uno de los picos más bellos de la montaña de Montserrat que se puede admirar desde el lugar.

Pronto empezaron las obras, la adquisición de maquinaria de última generación y lo que era más importante, la creación de los productos, el desarrollo de las recetas y la creación de la imagen corporativa de la empresa y el packaging.

Así, en septiembre de 1993, todo estaba a punto y en el nuevo obrador de Can Forrellat el chocolate se fundía por primera vez para dar forma a un proyecto iniciado con la ilusión de cambiar el mundo del chocolate, con ideas frescas en todos los aspectos de concepto y creación.

Aquellos fueron unos inicios marcados por un carácter artesanal fruto de los conocimientos adquiridos en la pastelería de los padres de Enric. Productos frágiles y muy elaborados, que pronto darían paso a otros productos más perfectos técnicamente y a su vez más creativos y universales. Nacería el sello Enric Rovira.

Desde sus inicios, el catálogo de productos ha gozado de un surtido muy vivo y camaleónico capaz de evolucionar con el tiempo, con apuestas muy arriesgadas que hoy forman parte de la historia contemporánea del chocolate así como de otros productos muy emblemáticos y populares que hoy son iconos de la empresa.

Productos como la Rajola de Barcelona, las Bombolas, el Planetarium, el Making of Chocolate, el Imagine, la Vuelta al mundo en chocolate o los “desaparecidos” Capicúa, Rosa Virtual y los turrones Ácido, Amargo, Dulce y Salado son algunos de los más reconocidos. Pero hay muchos más.

Un catálogo que a través de los años se ha construido mediante colecciones que definen el carácter de los productos que albergan.

La colección gastronómica, la Barcelona, la conceptual, la artista, la virtual, la esencial y la de perfume. Todas ellas expresan el universo de su autor a través de sus chocolates y contienen muchos de los sabores, formatos, conceptos y diseños que adora.

Aparte de los productos del catálogo, Enric Rovira elabora una gran variedad de artículos personalizados para hoteles, empresas y eventos tanto en el diseño como en los sabores y conceptos.

Y también piezas de chocolate de grandes dimensiones, de hasta 6 metros y 400 kg, que a lo largo de estos años se han fabricado para instituciones y empresas como el Gran Teatro del Liceo de Barcelona o la Agencia Espacial Europea, particulares y restaurantes como elBulli de Ferrán Adrià.

A todo ello cabe añadir los productos de temporada de Pascua que sin duda caracterizan el estilo de la empresa y de su autor. Huevos de mil formatos y colores que han sido expuestos en distintos países y han recibido premios y reconocimientos.

Hoy, Enric Rovira es una empresa con larga experiencia pero joven a la vez que quiere seguir liderando el mundo del chocolate más contemporáneo. Que está viva proponiendo año tras año nuevas ideas traducidas al chocolate. Con un joven equipo que vive para cuidar cada uno de los chocolates hasta el último detalle para que el consumidor lo pueda degustar y disfrutar en su máximo esplendor.

Una empresa que ha crecido junto al soporte y a la exigencia de sus clientes que han sabido valorar y criticar cada una de las creaciones ayudando a mejorar los productos día a día.

Hoy Enric Rovira distribuye sus productos en tiendas de chocolates y tiendas gourmet de alta calidad y exporta a la mayoría de países de la Unión Europea así como a Japón y Estados Unidos. Y es una referencia en el mundo del chocolate más contemporáneo a nivel mundial.